Es posible que al leer el titulo de este articulo mas de uno haya dibujado una sonrisa de escepticismo en su rostro. El amor verdadero existe, de eso hay duda.
Ahora bien, nadie te va a
garantizar que esa relación sea eterna, que la felicidad se constante en cada
momento ni que seamos inmunes a las decepciones con esa pareja elegida.
En el
amor nada es seguro, pero lo importante, es vivirlo cada día con la máxima intensidad,
con la máxima plenitud, siendo conscientes de que se necesita de un esfuerzo
constante por parte de los dos.
El amor verdadero no es amor romántico, es un
amor maduro que une compromisos, que sabe llegar a acuerdos y que a su vez,
tiene muy en cuenta estos aspectos que describo.
Hablar de amor consciente no es
hablar de espiritualidad, sino de psicología de las relaciones, de esas
relaciones maduras que no exigen, que no someten y que respetan espacios
favoreciendo además el crecimiento personal de la pareja.
Es importante pues
que tengas en cuenta estos puntos para aprender a desarrollar un amor
consciente:Para ofrecer un amor sincero a la pareja, primero hemos de saber
amarnos a nosotros mismos.
Las personas maduras y
“conscientes” no buscan a la pareja ideal, en primer lugar intentan convertirse
ellos mismos en la clase de persona que se busca.Las personas emocionalmente
fuertes no tienen miedo a la soledad.
El estar sin pareja por ejemplo no es
traumático, y cuando la tienen, viven la relación de un modo pleno e
intenso.Nunca pierden la ilusión y la inocencia por amar con sinceridad y
apertura. Saben ofrecer amor, y a su vez, saben que ellos mismos también
merecen ser amados.
Las personas deben lidiar a menudo con las dos esferas de
las relaciones personales, por una parte está el plano individual, ahí donde
nunca debemos descuidar nuestra autoestima, nuestros valores, nuestro
crecimiento personal.
Después, se encuentra esa esfera común donde creamos una
vida en pareja y a su vez, avanzamos siendo “uno”.
Para muchas parejas es
difícil separar el “yo” del “nosotros”, y en cierto modo es algo vital para
nuestra estabilidad y bienestar emocional:El amor verdadero es aquel que confía
en su pareja y le permite mantener sus espacios, sus aficiones, sus amistades y
su esfera laboral.
Comprende que todo ello
forma parte de su crecimiento personal.Una persona satisfecha de su trabajo y
de ella misma, es alguien más feliz y con más recursos internos para a su vez,
ofrecer una felicidad más intensa y completa a su pareja.
“Si yo soy feliz
puedo hacerte feliz a ti”, “Si yo soy desgraciada solo te aportaré
desdicha.
En ocasiones, el principal problema
reside en estos aspectos:Nunca dar las cosas por sentado.
El amor no
es una dimensión permanente como ese cuadro que colgamos en la pared con un
clavo y que observamos con deleite pensando que siempre va a permanecer ahí,
igual de bonito. Las relaciones afectivas son más frágiles de lo que pensamos,
y están muy supeditadas al día a día, a las pequeñas decepciones que pueden
acumularse, a los desengaños, a la rutina siempre tan peligrosa, a una palabra
en mal momento, o una palabra que no aparece cuando debería…
Es importante que nunca
demos nuestra relación como algo tan fuerte y resistente como un pilar. Trabaja
tu relación como el primer día y preocúpate por las cosas más pequeñas. Es ahí
donde reside el amor verdadero.
En esa mirada cómplice durante la cena, en
despedirnos con un te quiero, en una sorpresa inesperada, en fijarnos en esos
gestos, en el pliegue de esa ropa, en esa sonrisa que encierra una
preocupación.
Para concluir, recuerda que el amor verdadero no es algo que surja
de la nada, piensa que las relaciones más duraderas han tenido que batallar en
tormentas muy arduas, ahí donde la comunicación es clave, donde el amor es el
pilar, y donde los pequeños detalles, son esas anclas cotidianas en las que
fijar nuestra relación.
Vale la pena intentarlo, vale la pena no olvidar nunca
que las pequeñas cosas son las que edifican grandes proyectos.
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