Recorriendo mi interior, caminando por las calles, entonces desoladas de mi ser, encontré a una niña harapienta y desgarbada, acurrucada y muriendo de frío.
Le pregunte que hacia allí y porqué estaba sola-
Llorando de alegría me contestó: _”Estaba esperando por ti pero nunca viniste. Las fuerzas negativas me ocultaron aquí para que nunca me encontraras, pues sabían que me ibas a buscar por todas partes, hasta los confines y el fin de los tiempos, pero nunca aquí dentro de ti”…,
Tomó mi mano y me dijo: “Que bueno que ya me encontraste, mi nombre es FELICIDAD, y espero que no vuelvas a abandonarme porque yo… nunca lo hice”.
La autoestima
No hay comentarios:
Publicar un comentario